ESCRITO
EN ABRIL 23,1995.
LA MADRE DESESPERADA
llama a su marido al taller. -Manuel, vente corriendo, el niño está muy mal, no sé lo que tiene. ¿Qué hago?.
-Tranquila, Dolores, que para más ñapa, así era el nombre de la esposa de
Manuel, no te angusties, saca al niño
rápido, toma un carro libre y llévalo al centro más cercano. Lo más cercano que
le quedaba era una clínica de esas
privadas que cobran antes de entrar. -Pase por caja y luego por la emergencia, le dijeron al
entrar. ¿Y no cree usted, que sea mejor que pase primero por la emergencia y
que luego cuando llegue mi esposo Manuel, pase por la caja? -Eso como que no se
va a poder. -Pero bueno, mi esposo ya viene en camino, refuto Dolores con mucha
más angustia. -Está bien, dijo la enfermera, haremos una excepción, dado, que
el niño está boqueando y casi que se está poniendo morado.
EL MEDICO de Emergencia, con
todo parsimonia, sin siquiera colocar sus manos sobre el paciente, diagnostica:
-Este es una caso para el especialista
en casos como estos, súbanlo al piso 18, con el Dr. Casimiro D´Cual -Y para allá arriba arranca Dolores, con su
chamo en brazos, sin percatarse aún que andaba en chancletas y con la bata de
casa mas chimba de su colección. Justo cuando esperaba el ascensor aparece por
la puerta de la clínica Manuel, con su braga llena de grasa y sudando la gota
fría. ¿Qué pasó, qué es lo que tiene el niño? -Este al oír la voz de su papi,
medio reacciona. -Todavía no sabemos nada, el médico de emergencia lo refirió a
un especialista en el piso 18. Subámosle. Manuel se encarga del niño y el chamo
da indicios de una leve mejoría.
LLEGAN presurosos al piso 18,
caminan por un largo pasillo buscando el consultorio del Dr. D´Cual, -Es el
189, murmura Dolores. -Aquí está el 181, señala Manuel, entonces es para el
otro lado. Se devuelven y aceleran el paso, casi que corriendo. - Ya va papito,
le dice Manuel al niño, ya el médico te va a ver y te vas a poner bien ¿te
sientes mejor? El niño hace una mueca de niño malcriado, pero enfermo. Hay tres
pacientes esperando en la puerta del consultorio, Manuel increpa a la
enfermera-ayudante- Señorita enfermera, queremos ver la Dr. D´Cual. -Tiene tres por
delante, dice la enfermera. -Pero esto es una emergencia, responde Manuel, de
abajo nos mandaron para acá. -Espere un momento, hablaré con el doctor. -
Esperen un momento, con el permiso de los tres, el doctor va a atender la
emergencia.
A LOS POCOS
minutos el Dr. D´Cual atendía a Manuelito, que como era lógico suponer
también, era el nombre del niño, luego de auscultarlo y realizarle unas pruebas
con un aparato computarizado, el Dr. D´Cual, emite una charla sobre su
especialidad y determina que el pequeño no tiene nada grave y que pueden irse
felices y tranquilos que esas son ¨toñequerías¨ de Manuelito, Dolores y Manuel,
respiran tranquilos y ya sosegados
formulan la pregunta de rigor, doctor, cuánto le debemos. Manuel no sabía que
de eso se encargan las enfermeras-ayudantes, a lo que el doctor responde: -Hablen
con la señorita.
Manuel
haciendo reverencia y dando las gracias sale del consultorio y traspasa la
carga del niño a Dolores, con el fin de sacar la plata para pagar la consulta.
- Señorita, ¿Cuánto es? - Ella sin inmutarse
y cual vendedora de ¨Pepito¨ señala: Cuarenta y Nueve Mil Ochocientos
Bolívares, incluyendo los honorarios de le médico de Emergencia. Y Manuel cae
al suelo cuan largo es.
FAMILIARES DE Dolores Y Manuel que habíanse enterado del
percance de Manuelito se hicieron
presente en la clínica y formando una enorme ¨vaca¨ lograron completar la
cantidad requerida para cancelar la cuenta. Bueno la verdad es que esta
historia no tiene nada de graciosa, ¿quién mandó a Dolores a meterse en una
clínica de lujo?, ¿quién manda a Manuel a no tener plata? El chiste está, es
que a los quince días del percance de Manuelito
a pocos metros del taller de Manuel un vehículo lujoso se accidenta, era
el Dr. D´Cual que requería los servicios profesionales de un mecánico y Manuel
recordó que tenía un equipo computarizado para detectar fallas. ¡La
venganza de Manuel!!