lunes, 16 de marzo de 2020

Lapsus Calami: La Precompra

Lapsus Calami: La Precompra: El hecho comercial   de casi todas las actividades de la vida se fundamenta en la acción de la oferta y la demanda, la necesidad de adq...

jueves, 12 de marzo de 2020

                                        Japón
                                            I
         Viendo un film de Charles Bronson, el tiempo parecía haberse detenido, tal como lo habíamos planeado dormimos por varios minutos, y sin darnos cuenta habían pasado trece horas y media metidos en ese avión. Las aeromozas nos despertaron para ofrecernos unas toallas perfumadas y calientes para limpiarnos la cara y nos acicalamos para prepararnos a descender de la aeronave.
Arribamos al aeropuerto de Haneda en la capital Nipona, bajamos del 747 y todos los pasajeros fuimos transportados en un autopullman al terminal aéreo, lugar que estaba abarrotado de periodistas, fotógrafos de prensa y cámaras de televisión, en ese mismo vuelo llegaba también un famoso jugador de golf  de nombre o de apellido Nicklaus, o algo así, me di a la tarea de averiguar quién era y  me informaron que era el campeón del mundo para ese momento Jack Nicklaus  que llegaba a Tokio a unas clínicas de ese deporte. Por la noche los noticiarios reseñaban la información, no entendiamos lo que decian pero las imagenes mostraban a ese señor.
       Para quienes vivimos en este lado del mundo, llamamos “lejano Oriente” a todos esos países que están de aquel otro lado del globo, me imagino que igualmente, por aquellos lares nos llamarán países del “lejano Occidente”.
Aprovechando que la salud me ha sido fiel y las neuronas todavía me responden, creo yo que con efcacia, pienso narrarles algunos de los pasajes de ese viaje que realicé a ese lejano oriente hace algunos años y confieso, nunca había pensado, ni soñado, en hacerlo y que aún recuerdo con mucho placer.
Pero bueno, vamos a lo que vinimos, en la ruta a nuestro destino, Japón, estaba incluido como punto de partida, o escala en su itinerario de vuelo, la ciudad de Nueva York, donde permaneceríamos por espacio de 24 horas. Porque habíamos partido del aeropuerto internacional “Simón Bolívar” de Maiquetía en mi querida y recordada ciudad natal Caracas, Venezuela.  La noche anterior nos alojamos en el viejo Hotel Macuto, digo viejo, porque este hotel fue reemplazado por uno con el mismo nombre pertenenciente a la cadena Sheraton, cercano al aeropuerto y a orillas de nuestro Mar Caribe, por cierto este hotel y creo que el otro también sufrieron los embates de una vaguada que años después azotó a esa región del litoral y gracias al régimen socialista permaneció por varios años inactvo y en ruinas.
        Pues bien, ya que proveníamos de  una ciudad del occidente del país, la llamada "Ciudad de los Crepúsculos" y "Capital musical de Venezuela" Barquisimeto en el Estado Lara, famosa por sus coloridos atardeceres y lo variado de su cultura musical.  Cuando digo, nuestro, permaneceríamos, habíamos, etc. así en plural, me refiero a  dos de mis compañeros del tour, Rafael, un experimentado agente de viajes, representante de una línea aérea venezolana, casado con Cheli y padre de dos niños, su objetivo principal, a parte de conocer Japón, era aprovechar para adquirir una cámara fotográfica, de la que son expertos los japoneses, con todos sus implementos, para complacer a su esposa, gran aficionada a la fotografía y Luis, representante regional de la línea aérea internacional por la cual deberíamos viajar, divorciado, padre de un niño y reincidente en el amor, de novio con una hermosa mujer morena a quien el apodaba "la negra" y cuyo objetivo como el de todos era concer ese país y él, dispuesto a comprarle una prenda para ese recuerdo eterno, y yo, igual y felizmente casado con Mery, quien me dio el place para viajar solo y padre de dos niños, Angel y Alibeth.
Se me ocurrió al verme en suelo japonés decir, ¿Quien se lo iba a imaginar, al hijo de Trina, mi madre, del otro lado del mundo?, a lo que Luis repondió con gran emoción y dijo lo mismo del hijo de Barbarita y Rafael para no quedarse atrás, pues eso mismo diría, de su madre, doña Pilar. Ese fue nuestro grito de guerra durante el tour, cada vez que teníamos que quejarnos, o admirarnos por algo importante que nos sucediera. "Quién lo iba a imaginar".
Pero volviendo al vuelo, lo habíamos hecho en un avión de Pan Am, era la Pan American Air Ways, linéa aérea que también desapareció con el tiempo, no por otra vaguada, sino que años mas tarde me informé que había ido a la quiebra financiera. Más nunca supimos de PaAm.
 Pues bien, salimos de allí en un avión 747 que se remontó a 39.000 pies de altura durante 4 hora y 25 minutos, qué emoción, soy de los que no le temen a volar, despegamos al rededor de las 9 y media de la mañana y arribamos al aeropuerto de La Guardia en la capital del Mundo ya cercano a las dos de la tarde, aprovechando los privilegios que nos ofrecen esos vuelos internacionales, almorzamos un agradable menú y cómo despreciar un  par de whiskys que obsequiaba la línea, disfrutando igualmente de una película que carente de títulos en español, gracias a nuestra ignorancia del idioma, gozamos solamente de su acción.
 Ya en la ciudad, me refiero al suelo newyorkino, también debo confesar que sí me había imaginado y soñado ir a Nueva York, ya había conocido Miami y tenía en mis planes concer esa gran ciudad, pues bín, una vez allí,  fuimos conducidos al Hotel Internacional. Como representante de una agencia de viajes llevaba una carta explicativa de mi cargo de RR PP en esa empresa, los agentes de viajes, representantes de líneas aéreas y  gente ligada al turismo, gozaban en esa oportunidad de un pequeño descuento en casi todos los hoteles y algunos restaurantes del mundo, mis dos compañeros portaban solo una tarjeta de presentación y eso bastó para disfrutar del beneficio, a mí se me negó por carecer de ella, pero a pesar de nuestra identificación e insistencia que señalaba el oficio en la agencia, una malencarada e intransigente funcionaria del hotel no cedió a nuesrta exigencia y no nos quedó otra alternativa que pagar la tarifa  oficial de alojamiento.
Una vez registrados e instalados en nuestras habitaciones decidimos aprovechar esa breve estadía para recorrer parte de la Gran Manzana, Manhattan, un taxi nos dejó en la 5ª Avenida, y de allí iniciamos nuestra caminata, atravesamos el hermoso y florido Parque Central, una carroza transitaba esa vía halada por dos  briosos caballos de esos que tienen patas gruesas. Como lo hace todo turista que se respete y va descubiendo cosas, realizamos la obligada visita que hacen los “campuruzos”, como nosotros, que por primera vez van a esa ciudad, subimos al Empire State, el famoso edificio que la cinematografía escogió para montar allí en lo alto al terrorífico gorila King Kong, desde lo alto del piso 80, apreciamos lo majestuosidad y convulsionada ciudad, no nos percatamos, o deslumbrado por tantas cosas, no recuerdo haberla visto a las también famosas torres gemelas, las cuales serían objeto años más tarde de una catástofe espantosa que las hizo desaparecer consequencia de un ataque terrorista.
 Bajamos del "Empire"  comenzando la noche, caminamos hacia Broadway, sus  luces y colorido, sus tiendas, sus gentes, en un ir y venir, de raras, para nosotros y de extrañas procedencias, aptitudes y actitudes, religiones, latinos, chinos, árabes, negros africanos, rusos, hindúes, altos, bajos, viejos, jóvenes, discapacitados, todo mezclado, parejas desaforadas besándose sin ningún recato en plena vía,  carajos afeminados, mujeres bonitas unas y con voces roncas y feas otras, ofreciendo sus servicios, no fuimos capaces de arriesgarnos y aprovechar las ofertas de unas y mucho menos de las otras, músicos de todo tipo, una guitarra, una trompeta, un violín, con buena música de jazz y otros con una nota de marihuana, o sabrá Dios que cosas, la curiosidad nos hizo ver una película porno y una obra porno-teatral, impresionantes ambas, en ese momento, para nuestra mentalidad tercermundista.
 Regresamos al hotel ya avanzada la noche. Despertamos temprano y fuimos al desayuno preparándonos para la continuación del vuelo programado para la una de la tarde, al llegar de nuevo al aeropuerto chequeamos nuestra identificación en la aduana, al pasar por la puerta que detecta metales y otras cosas, sonó la alarma del fulano detector, inmediatamente fui conducido a un cuarto apartado y me cacharon de arriba abajo, era una pequeña cámara fotográfica que tenía en uno de los bolsillos de mi abrigo, ya  era finales de año y la temperatura era baja y era necesrio el uso de ese abrigo. Entre chistes y rochela por mi  retraso mis compañeros  decían que es que también, al parecer, tenía cara de terrorista barato, segú acotó Rafael, - te confundieron con un miembro del "Septiembre Negro, ja ja ja," esa gente fanática que es capaz de cualquier cosa y mi cara, ja, ja, ella me ayudaba y me denunciaba. Los agentes se disculparon y seguí mi marcha, mis compañeros me esperaban.
La aeronave era un 747 SP, según fuimos informados, era una de las últimas versiones de las unidades Boeing, que ofrecía la aerolinea, a la una y veintiún minutos de la tarde despegó el vuelo, atados con nuestro cinturón de seguridad, vimos por la ventanilla alejarse de nosotros o nosotros de ella, la gran ciudad llamada  “Capital del Mundo” y prometimos volver. Hasta este momento de escribir, no había podido regresar. El avión no estaba lleno, es decir había como un 50% de ocupación de pasajeros, lo que nos permitió a varios ocupar los puestos centrales que formaban una hilera de 4 o 5 puestos para dormir plácidamente cuando nos atacara el sueño como en efecto sucedió.
Después de algunas horas de vuelo el Capitán de la aeronave anunció algo por los altoparlantes, era una invitación para que a través de las ventanillas pudiéramos observar las cumbres nevadas de Alaska y Canadá, es decir que estábamos sobrevolando por lo que llaman la ruta Polar, había perdido la noción del tiempo, no sabía si era de noche o de día, lo cierto era que tenía hambre y fue justamente cuando observé los preparativos que hacían los sobrecargo para repartir la comida ya nos habíamos tomado previamente unos aperitivos. Cuando en las pantallas de televisión aparecio la película de Charles Bronson.
                                                     II
Cubiertos los tramites aduanales para ingresar al país ya en el aeropuerto de Tokio fuimos recogidos por un guía muy simpático, con cara de japonés, no podía ser de otra manera, que nos esperaba, creo se llamaba o se hacía llamar Sergio, muy sonriente él nos encaminó y nos llevó a registrarnos en un hotel, la emoción de estar en suelo japonés me hizo obviar muchas cosas que he trtado de recordar y no me llegan completas a la memoria, Creo que se llamaba el Tokyo Grand Hotel, en ese trayecto y para aprovechar tiempo y espacio el autopullman se detuvo en una de las calles de Guinza, es el centro comercial de la ciudad, en la cual hay un monumento enorme de Buda en un hermoso parque repletos de palomas que al ver a la gente vuelan hacia ellas en busca de alimento, alimiento que se adquiere en un pequeño puesto allí instalado, era el inicio de la gira turística y  por su puesto el de comenzar a conocer gentes y comprar subenyres y tonterías para traernos de recuerdo a nuestros regreso.
Rafael alcanzó a ver una fototienda en cuyas vidrieras se mostraban una gran cantidad de cámaras y equipos fotográficos Kanon y fue allí donde decidió adquirir la cámara que  había prometido a Cheli- No sabemos si tendremos tiempo de regresar a este sitio y mejor es hacer la compra de una vez,- escogió lo que necesitaba, cámara, lentes,flash, tripode, estuche, rollos de película, todo un compendio para una profesional de la fotografía, -Chelí, va a estar feliz, me aseguró-.
 Yo llevaba la modesta camarita Kodak  que hizo me asustara y retuvieran momentáneamente en el aeropuerto y ante aquel mostrario de cámaras y equipos opté por adquirir yo también una de esas cámaras, un poco menos compleja y con la cual guardé hasta hoy todos estos recuerdos.
En la recpción del hotel nos congregamos todos, el grupo alcanzó una cifra de treinta y tantos turistas, unos venían obiamente de otros paises, entre ellos Leopoldo Herrera, Luis, que era su amigo desde siempre lo llamaba Polito, y su esposa Elema quienes residían en Caracas, él, empleado ejecutivo de la PanAm, había un grupo proveniente de Israel, dos chicas italianas y Ana María, una linda chica peruana que al saber de nuestra nacionalidad, nos informó que ella era empleada de la línea aérea Viasa, en la ciudad de Lima, la que anunciaba en su publiciadad que en Viasa "el tiempo pasa volando", esa afinidad nos sirvió para fomentar una inmediata y agradable amistad, ella se ofreció para cuidar nuestros  suvenyres adquiridos, antes de ir por las cámaras.
Mientras el botones nos llevaba los equipajes y entrgaba las llaves de nuestras respectivas habitaciones, en el otro lado del mundo era hora de desayunar, pero de este lado era hora de salir a cenar y decidimos varios del grupo ir a la calle en busca de algún sitio para hacerlo, en un pequeño recorrido tropezamos con un restaurant muy simpático para mi gusto pero atrayente por el nombre, era el "Maxims", nos llamó la atención y decidimos probar suerte en el lugar, sabiamos que no estabamos en Paris, pero bueno, luego de un aperitivo y la entrada se me antojó comer pasta y aunque sabiendo que no estaba ni en Italia y mucho menos en Francia, me arriesgué, todos al parecer estuvieron satsifechos, la mía pasta, me defraudó, sabía a raro, fue un olor y sabor que me persiguió por varios días en ese país, no fuí buen gourmet, no recuerdo si allí estaba Ana María, la noche avanzó y nos retiramos fuimos corriendo al hotel.
Amaneció, pero no sabíamos si teníamos sueño, si había que dormir, allá era de noche, pero nuestros relojes indicaban que era de mañana o de tarde en este otro lado del planeta.  El plan indicaba que tendríamos que continuar y viajar por carretera  varias horas a Kyoto, llamada la ciudad museo, poseedora de innumerables monumentos y hermosos jardines que son celosamente conservados desde el siglo VIII,  Kyoto era la antigua capital Imperial y fue declarada patrimonio de la humanida en 1994, en 1997 se firmó allí el "Protocolo" que busca y aún se buscan soluciones al efecto invernadero, contaminación, que producen los paises industrializados. Un autopullman nos esperaba para llevarnos allí, había que desayunar antes, cada comensal se fue acercando a las diferentes mesas dispuestas en el comedor, con su bandeja ya servida, había un menú self service americano y otro japonés,  hicimos una mezcla de los variados sabores, donde nuevamente ese olor y el sabor de la pasta de la anoche anterior salió a relucir, comímos un poco de lo que a la vista me agradaba y culminado el desayuno abordamos la unidad, atravesamos varias avenidas de Tokyo, sus calles pobladas de viandantes,  bien organizadas y sembradas de flores y plantas daban una agradable sensación a la vista, el comercio daba señales de un gran movimiento, los autobuses escolares cargados de niños, nos saludaban alborsadamente, personas tranquilas unas, apuradas otras, salían o entraban de alguna que otra estación del Metro, de izquierda a derecha y de arriiba abajo, todos de prisa querían llegar a algún lugar, nosotros simplemente veíamos, cómo aquella gente gastaba o disfrutaba su vida.
  Nos fuimos alejando  del tráfico y  el bullicio de la pujante ciudad y comenzamos a recorrer varios pueblos observando una flora de multivariados colores como diría la canción "paisajes de catamarca" con mil distintos tonos de verde, allí había una gama mas extensa de colores. Arribamos al destino previsto, nos alojaron en el Kyoto Grand Hotel edificación de una muy moderna arquitectura japonesa, lógico, rodeado de hermosas areas verdes, como el tiempo es oro estaba previsto visitar el templo Ginkaku-ji el pabellón de Oro y otros sitios no menos importantes, planificando a la vez la visita a la segunda ciudad comercial de impotancia en Japón como lo es Osaka. Aquí comence a perder nuevamente la razón de tiempo y espacio , No recuerdo si fue en esta ciudad o en Osaka donde nos invitaron a vistar "La Casa de las Gehisas" y a disfrutar de una obra teatral o musical, el cansancio del ajetreo de varios días me impedieron memorizar sitio y espacio, así como fechas y lugares, durante la obra teatral, debo confesar, el sueño y el cansancio me jugarón una mala pasada la ignorancia del idioma, me hizo cabezear varias veces y al parecer alguien decidió que era tarde para regresar y todos estuvimos de acuerdo que mejor era "dar por vista" la obra y regresamos al hotel.
Osaka es otra de las importantes ciudades de Japón, creo que para ese momento era la segunda o tercera, importante por ser una ciudad industrial, poseedora de muchos templos y monumentos, la invitación para ir allí tenía un gran atractivo, el traslado se efectuaría a través del "tren bala", para ese momento uno, o para mejor decirlo, según los comentarios el más rápido del mundo, su velocidad creo que superaba los doscientos y muchos kilómetros por hora, en ese momento muy impresionante, servicio vip con bebidas y suvenires que llamaban la atención. Abordamos el espacioso tren, con asientos que eléctrica, o mecánicamente permitián a los pasajeros pulsando un botón girar los asiento para quedar frente a frente, si era su gusto, para conversar con los otros pasajeros, en consideraciónes de cómo era aquello, sin darnos cuenta en poco tiempo anuciaban la llegada a nuestro destino. En el trayeto a Osaka puede divisarse a la distancia otro de los emblemáticos sitios de la tierra del sol naciente, el famoso Monte Fuji Yama, de mas de 3 mil700 metros de altura bordado su cuspide todo de nieve. ¿Quien se iba a imaginar a los hijos de Trina, de Barbarita y de Pilar en esa parte del mundo?
Ana María no viajó a Osaka, no supe las razones, tenía un compromiso fuera del tour, el itinerario de ella era diferente al nuestro, el de ella es de los llamados "vuelta al mundo", salía de América, pasaba por Asia y regresaba por Europa, algo así le habían planificado, comence a extrañarla, extrañamente, el hijo de Trina impresionado por todo lo que hasta ese momento había vivido no se había percatado, que no era Japón solamente, el programa nuestro señalaba que tendríamos que viajar a Hong Kong y Tahilandia, para muchos incluyendome a mí en ese momento, todo los que pasa en ese lado del mundo poco nos importa y decimos que japón y china es una misma cosa, pero Japón es una isla y China forma parte del continente, como lo podría ser esos otros destinos, todos son asiaticos, de Osaka regresamos a Tokio, el vuelo de Panaamerican tenía conflicto laborales y había una huelga de contrladores y otro personal y los vuelos de esta línea fueron cancelados, tuvimos que tomar un vuelo de la Japan Airline, linea local que nos llevó a Hong Kong, la ciudad china que en ese momento era colonia inglesa.
                                                                 III                                                             
Nunca me había preocupado por esas cosas límitrofes, o políticas sociales de intervencionismo, ni colonialismo,  de ese, ni de ningún otro pais. Años seguidos el imperio inglés devolió a China la poseción de la ciudad conquistada, a pesar de que sus residentes, al parecer, disentían y preferirian estar como estaban a pertenecer al imperio chino o algo mas difícil aún, su autonomía politica y social.
Cuando arribamos a esa ciudad cambiamos traveler cheques o dólares américanos y yen por la moneda local, era el Hong Kong Dólar, la imagen de la reina Isabel figuraba en todo el cono monetario, era cuestión de eso, de habituarse y en el camino nos fuimos enterando.
Los hijos de Trina, Barbarita y Pilar continuaban su periplo, no recuerdo con exactitud el arribo al aeropuerto local, me ubico en una de las calles principales con grandes tiendas de grandes marcas, si recuerdo haber comprado un par de camisas de marca, posiblemete imitación pero parecían légitimas, igual me daba y el empeño de Rafael de querer mandar a confecionar un traje tipo safari, muy de moda en la época, que los artesanos de esa ciudad fabricaban a la medida en un abrir y cerrar de ojos, fue cuestión de buscar al azar a uno de estos sastres, escojer el modelo, color y la tela, dejar que nos tomaran las medidas y de vuelta al hotel, en plena recepción, estaba la prenda, lista para usarla. Al día siguiente los mosqueteros estrenaban sus safari.
No se que razón tuvimos para dar un paseo por dos puntos que luego serían estrategicos, no se para quien, pero atractivos al fin, Victoria, la capital de HongnKong y Koulum,  es atraveresar la de ciudad de un lado a otro en un ferry como parte de una actividad turística. Saliendo del terminal de ferry en nuestra dicharachera conversación se nos escapó una frase muy larense: "una guará",es una expresión local de la ciudad de la cual proveníamos, una mujer ataviada con el kimono típico chino, se sonrió muy efusivamente y en claro castellano nos pregúntó: ¿Son de Barquisimeto?, nos asombró la pregunta, efectivamente le dijimos, la mujer sonrió, yo viví varios años allí, mi esposo trabajaba allá y fuimos trasladado aquí hace un par de años, fue un encuentro agradable. Bienvenidos nos dijo,pánsela bien y  se perdió entre el tumulto de gente que salia. Definitivamene algunas veces el mundo es pequeño.

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