lunes, 26 de noviembre de 2018

LOS DOCE APOSTOLES


Lapsus Calami

Los Doce Apóstoles de la Revolución

Esta juventud prolongada como ahora estilan llamarnos a los viejos caducos, ésos que éramos locutores, publicistas o periodistas y que ahora no tenemos oficio conocido, fijo o reconocido y que matamos el tiempo, limpiando el jardín de la casa y el de los vecinos y porqué no,  hasta la caminera de la urbanización en un intento de tener un huerto productivo de esos que el difunto Chávez casi nos ordenaba que hiciéramos en cualquier sitio donde se encontrara un pedazo de tierra, así fuera detrás de las orejas, quizás presintiendo que con el paso de los años no íbamos a tener frutos, hortalizas, ni verduras, y de conseguirlas solo a precios sumamente elevados o a ningún precio.

 Matamos el tiempo tratando de arreglar peroles viejos en desuso y que al final nos resulta por la escasez de muchos de éstos, actitud que nos hace olvidarnos de nuestra presunción de haber tomado y comido en buenos restaurantes o disfrutar en el Country para sentarnos en el brocal de una calle en un larga cola, a pleno sol o lluvia, compartiendo con el lumpen proletariado, para comprar una harina de maíz, o medio cartón de huevos.

 Otro de esos pasatiempos es leer algo y escribir necedades como estas para manteneros activos y lúcidos.

En una de esas, revisando mi vetusta y modesta biblioteca, me encuentro, me tropiezo, me topo, con un libro o un panfleto, como lo llamara el propio autor, y que leí hacía varios años concretamente a mediados de los años setenta, al cual particularmente no le di mayor importancia, ni le paré mucho, no había nada que temer y estuvo de moda en su momento.

“Los Doce Apóstoles” fue, creo yo, uno de esos ejemplares que denominaban best seller, o un escándalo de comadres, escrito por el periodista investigador Pedro Duno y que me atrevo lanzarlo de tarea a los estudiantes de periodismo investigativo a ver si averiguan quienes son los nuevos apóstoles de la revolución  y obtienen el mismo resultado.

El jefe debería ser Jesucristo, pero Pedro Duno le atribuye ese protagonismo a la patria, de igual manera que sería hoy, es la patria, Venezuela, que transita ese viacrucis, que está siendo crucificada y a punto de morir, pero que todos esperamos que resucite, aunque ya no al tercer día, y que la vida nos dé el tiempo suficiente para ver el final de la pasión.

El trabajo, o la obra en cuestión, es un paseo rasante  por la corrupción administrativa o la decadencia de la democracia o simplemente lo que llamó el autor “proceso a la degradación política”  y años después, uno de los motivos por los cuales insurgio Hugo Chávez en el escenario político y que la gente cansada de esa merienda optó por la solución  conocida y que fue al final el remedio peor que  la enfermedad.

 Explica el periodista la forma como personeros de los partidos políticos, ministros, concejales, empresarios y los enchufados de ese tiempo, hacían los grandes negocios con las multinacionales, con obras, realizaciones y con el patrimonio de la nación.

No sé realmente sin en su totalidad los doce, y que conste que el investigador dicen que fueron muchos más,  yo lo creo así.  Lo cierto es que de estos doce hay varios que ya se marcharon  y están en “Tierra de Jugo”, es decir en los jardines del olvido. Familias muy respetadas y respetables, son nombradas allí, entre otras Fonseca, Lauria, Espejo, Rodríguez, Febres, Tamayo, Espejo Asís y así pare usted de contar. Algunos siguen en la pelea con sus caras bien lavadas.

Luego de esa debacle del período democrático se conocieron frases como “Venezuela Suya”, “dispara primero y averigua después”,  “ellos robaban, pero dejaban robar”, “agarra, que el ciego tiene, “con ellos se vivía mejor”.

 A  decir de muchos, y yo que lo repito, éstos que llegaron después del desbarajuste democrático, agarraron todo para ellos solitos, despilfarraron a manos llenas, rasparon las ollas y no quieren soltar la manguangua, hacen toda clase de suerte, o mejor decir, de triquiñuelas para seguir chupando.

Desde esa época algunos también se hicieron pasar y  adoptaron un verbo socialista, según lo explica Duno.  Banquero como el apóstol Pedro Tinoco, el que dejó para el recuerdo la reconversión monetaria de los setenta y con ella los famosos “tinoquitos” y protagonizo la primera debacle bancaria. Gumersindo Rodríguez, el Judas Iscariote, que intentó marcar el rumbo socialista de la revolución democrática.

 El apóstol de la Pepsi y la televisión, Gustavito Cisneros, que se apresuró a prestarle su avión particular a Chávez para la campaña electoral, sin sospechar lo que traía el mulato de Sabaneta de Barinas entre manos.

 Diego Arria, de punta en blanco para hacer creer a Piñerúa que era adeco, con bastón de puño de oro y su productiva pasantía por la Alcaldía caraqueña incluyendo compra de autobuses y el turismo donde hizo de la Conahotu  y el turismo, al parecer, un buen negocio.

La tarea es averiguar con nombre y apellido donde están  y quiénes son los “Apóstoles de la Revolución”, no es tan difícil a mi parecer, si nos atenemos a la vox populi, ¿quiénes se convirtieron en “bolichicos” o nuevos burgueses?, ¿quienes manejan y  han manejado el sector bancario y los seguros?,¿ quienes manejaron y manejan los hidrocarburos, gasolina y diesel y  que, lejos de mejorar el servicio del gas doméstico a los hogares, crearon una mafia que puso a sufrir al pueblo por la carencia de gas?, inexplicable. ¿Quiénes los medios de comunicación, prensa, radio, televisión?

¿Qué apóstol con cara de cemento maneja hoy la producción y distribución del preciado polvo que hoy se cotiza a precio de dólar paralelo y  que otrora estuvo en manos de dos familias apostólicas los Delfino y los Mendoza?.

¿Quiénes son los valientes o nuevos apóstoles que fundan  hipermercados en revolución con sucursales en varias ciudades del país sin que se les caiga ni un cabello, ni un “sundade”, al estilo Cada o Central Madeirsense en sus mejores tiempos?

¿Cuántos y cuáles  apóstoles hay empujando el tren que debería recorrer todo el país de norte a sur y de este a oeste y se quedó en medio de los rieles, sin túneles, ni puentes?.

¿Quiénes negociaron los autobuses chinos colorados que en cada estado muestran un cementerio de unidades sin repuestos que les haga funcionar los timbres o el aire acondicionado y el soberano pasando las de Caín en las ahora famosas “ruta chivo” o “perreras”?. No hay derecho.

¿Quiénes se comprometieron a terminar la represa hidráulica Yacambú en el estado Lara y acabaron con la del Gurí, cuántos apóstoles hay en el servicio eléctrico interconectado, que ya no conecta nada y que paraliza al país a cada rato por carencia de fluido eléctrico, de transformadores, de bombillos, sometiendo al escarnio público a las iguanas y rabipelados?.

¿Llegará el momento de saberlo todo, veremos los archivos de Odelbrech? ¿Sabremos quiénes son esos otros chivos? o quedaremos eternamente sumergido en el secreto de la impunidad, no lo sé, hasta aquí llega mi inquietud.

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