martes, 6 de agosto de 2013

LA ENFERMEDAD DE MANUELITO




ESCRITO EN ABRIL 23,1995.

                LA MADRE DESESPERADA llama a su marido al taller. -Manuel, vente corriendo, el niño  está muy mal, no sé lo que tiene. ¿Qué hago?. -Tranquila, Dolores, que para más ñapa, así era el nombre de la esposa de Manuel,  no te angusties, saca al niño rápido, toma un carro libre y llévalo al centro más cercano. Lo más cercano que le quedaba  era una clínica de esas privadas que cobran antes de entrar. -Pase por caja  y luego por la emergencia, le dijeron al entrar. ¿Y no cree usted, que sea mejor que pase primero por la emergencia y que luego cuando llegue mi esposo Manuel, pase por la caja? -Eso como que no se va a poder. -Pero bueno, mi esposo ya viene en camino, refuto Dolores con mucha más angustia. -Está bien, dijo la enfermera, haremos una excepción, dado, que el niño está boqueando y casi que se está poniendo morado.

                EL MEDICO de Emergencia, con todo parsimonia, sin siquiera colocar sus manos sobre el paciente, diagnostica: -Este es una caso para el especialista  en casos como estos, súbanlo al piso 18, con el Dr. Casimiro D´Cual  -Y para allá arriba arranca Dolores, con su chamo en brazos, sin percatarse aún que andaba en chancletas y con la bata de casa mas chimba de su colección. Justo cuando esperaba el ascensor aparece por la puerta de la clínica Manuel, con su braga llena de grasa y sudando la gota fría. ¿Qué pasó, qué es lo que tiene el niño? -Este al oír la voz de su papi, medio reacciona. -Todavía no sabemos nada, el médico de emergencia lo refirió a un especialista en el piso 18. Subámosle. Manuel se encarga del niño y el chamo da indicios de una leve mejoría.

                LLEGAN presurosos al piso 18, caminan por un largo pasillo buscando el consultorio del Dr. D´Cual, -Es el 189, murmura Dolores. -Aquí está el 181, señala Manuel, entonces es para el otro lado. Se devuelven y aceleran el paso, casi que corriendo. - Ya va papito, le dice Manuel al niño, ya el médico te va a ver y te vas a poner bien ¿te sientes mejor? El niño hace una mueca de niño malcriado, pero enfermo. Hay tres pacientes esperando en la puerta del consultorio, Manuel increpa a la enfermera-ayudante- Señorita enfermera, queremos ver la Dr. D´Cual. -Tiene tres por delante, dice la enfermera. -Pero esto es una emergencia, responde Manuel, de abajo nos mandaron para acá. -Espere un momento, hablaré con el doctor. - Esperen un momento, con el permiso de los tres, el doctor va a atender la emergencia.

                A LOS  POCOS  minutos el Dr. D´Cual atendía a Manuelito, que como era lógico suponer también, era el nombre del niño, luego de auscultarlo y realizarle unas pruebas con un aparato computarizado, el Dr. D´Cual, emite una charla sobre su especialidad y determina que el pequeño no tiene nada grave y que pueden irse felices y tranquilos que esas son ¨toñequerías¨ de Manuelito, Dolores y Manuel, respiran tranquilos  y ya sosegados formulan la pregunta de rigor, doctor, cuánto le debemos. Manuel no sabía que de eso se encargan las enfermeras-ayudantes, a lo que el doctor responde: -Hablen con la señorita.

Manuel haciendo reverencia y dando las gracias sale del consultorio y traspasa la carga del niño a Dolores, con el fin de sacar la plata para pagar la consulta. - Señorita, ¿Cuánto es? - Ella sin inmutarse  y cual vendedora de ¨Pepito¨ señala: Cuarenta y Nueve Mil Ochocientos Bolívares, incluyendo los honorarios de le médico de Emergencia. Y Manuel cae al suelo cuan largo es.

                FAMILIARES  DE Dolores Y Manuel que habíanse enterado del percance de Manuelito  se hicieron presente en la clínica y formando una enorme ¨vaca¨ lograron completar la cantidad requerida para cancelar la cuenta. Bueno la verdad es que esta historia no tiene nada de graciosa, ¿quién mandó a Dolores a meterse en una clínica de lujo?, ¿quién manda a Manuel a no tener plata? El chiste está, es que a los quince días del percance de Manuelito  a pocos metros del taller de Manuel un vehículo lujoso se accidenta, era el Dr. D´Cual que requería los servicios profesionales de un mecánico  y Manuel  recordó que tenía un equipo computarizado para detectar fallas. ¡La venganza de Manuel!!

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