¿ES MENTIROSO ESE HOMBRE?

Ángel Domingo Martínez lapsusca@gmail.com !Y dice!. La Mujer de Fuego, esa que se llama Olga Tañón, tiene una canción, salsa o guaracha, muy sabrosa, muy bailable, que habla sobre las infidelidades de algunos maridos, novios o amantes, para el caso en cuestión da lo mismo, somos o es mentiroso, ese hombre. Hay muchas maneras de detectar o descubrir a los mentirosos, algunos dicen que cuando alguien miente se le pone los ojos como par de huevos fritos, independientemente de que así se nos ponga ante una hermosa mujer, como la Olga en materia. Otros dicen que como en el cuento infantil de Pinocho la nariz se les agranda, hay dichos como aquel que reza que se es mas mentiroso que romana de palo, para los chamos que no saben y para cualquier viejo masca el agua como uno, una romana era una balanza con la cual se pesaban las mercancías y al parecer los vivo que fabricaban la mentirosa romana de palo era con la finalidad de engañar a quien necesitara pesar algún producto y en desmedro del que vendía o compraba la romana nunca indicaba el peso correcto. Es mentirosa, esa romana. Pero hoy en día hay una manera inequívoca de descubrir o sacarle la verdad a alguien, o quizá mejor, sacarle la piedra. Hubo alguien que dijo que, no hay nada más peligroso que la verdad. Y uno se pone analizar la cosa y esa verdad es mas grande y elocuente que una catedral dando por descontando que las catedrales sean grandes, uno podría decir que es una verdad tan grande como una megaestructura de esas que salen en los programas de National Geografic. Es mentiroso, ese hombre. Pero volviendo a la contemporaneidad el hecho de que hayan sistemas de grabación donde quede plasmada para siempre la imagen y la voz del mentiroso, cobero, embustero, patrañero, falsario, fulero, bolero, droguista, inventor, mendaz, utilizando todos los sinónimos que tenemos a la disposición en el diccionario de la computadora, todavía el embustero de marras se queda corto. Es mentiroso, ese hombre. Porque, aunque usted no lo crea, uno echa el rollo para atrás y lo oye hablar hace un tiempo, pongamos por ejemplo, unos doce años, o antes cuando andaba aspirando y lo compara con lo que dice hoy en día el hombre. No tienen porque dudar que al hombre se le puede dar el Oscar de la Academia, el Geammy de la otra academia, hasta el Nobel de la mentira y todavía nos quedamos cortos en la premiación correspondiente, debida o de sepultura, no importa da lo mismo. Es mentiroso. Decía mi padre, que en gloria está, porque no alcanzó a vivir estos últimos años, y no solo mi padre, también los hombres del campo y hasta muchos de la ciudad, que para el macho de antes, la palabra era un documento, no hacía falta ir a la Notaría, ni llevar testigos, para considerar válida una promesa. De allí que cuando usted vaya o vea en una gallera, muy similar a una Asamblea, y escucha que todos los galleros, gritan a la vez y cada cual dice un precio y a el gallo que va, y es un zaperoco de tal magnitud, que uno que no sabe nada de gallos, piensa cualquier cosa, pero cuando cae uno de los gallos, bien sea el zambo o el colorado, al final cada quien paga lo que perdió y el otro recoge lo que ganó. Pero volviendo al hombre, en cuestión, uno no se explica lo cara dura que se puede ser cuando uno oye que un día dijo una cosa y uno lo está viendo, allí grabado con su genio y su vestidura, porque, a menos que sea un doble o un impostor el que lo dijo, uno transige y dice, no, esa no es la voz de él, ese es otro, es imposible que haya dicho eso, porque lo compara con el otro, en una grabación de un canal, que uno sabe que está contra él, pero es que aunque así sea el mentiroso está ahí, la mentira está ahí, es su voz, es él quien lo dice, no se lo están inventando y sin embargo, todavía con esas prueba irrefutables, el mentiroso sigue campante y muchos siguen creyéndole el cuento. Pero definitivamente, ¿es mentiroso ese hombre?