Ayer lo leí en la prensa
Y lo comentó un fantoche
Que un recital de Nazoa
Se celebraba esa noche
Llegué a mi casa corriendo
alcé a mi hijo del suelo
y sin que mi mujer me viera
le quité su caramelo
Rasurándome lo hice
que me perdone De León
junto con la camiseta
me cambié de pantalón
Llegué tarde, como siempre
el acto había comenzado
y como no encontré puesto
tuve que escuchar parado
Detrás de un ancho pilar
ancho, cual la espalda mía
oía atento la voz
pero el bulto, no veía
Cuando llegué conversaba
Aquiles con un cochino
del que “fó”, dice la gente
siendo un animal muy fino
Me acerqué muy sigiloso
allí estaban, voz y bulto
todo vestido de negro
que me dio tremendo susto
Una dama muy gentil
se acercó con una silla
y después de tanto rato
pude doblar las rodillas
El de la sirvienta, es bueno
me dejó casi perplejo
y observe muchas señoras
mirándose en un espejo
Nazoa estaba cansado
le sudaba la camisa
y finalizaba el acto
entre aplausos y sonrisas
LOS ZAPATOS DE ANTONINO
AQUILES NAZOA (Mientras el palo va y viene)Un joven zapatero florentino
Que de Antonino Giusti atiende al nombre,
Ha inventado un modelo para hombre
Sobre el que francamente, yo no opino
Pues él mismo lo trata de “divino”,
Y en verdad que le cuadra el sobrenombre,
Ya que lo ha diseñado, aunque os asombre
Todo de seda y con tacón muy fino.
La información agrega que por miles,
Incluyendo a los hombres más viriles,
Cuentan esos zaparos su clientela.
¿Viriles y comprando esos zapatos?
Pues, salvo que los compren por baratos,
¡Eso tiene otro nombre en Venezuela!
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