sábado, 24 de septiembre de 2016

LAPSUS CON RETRUQUE


                                                          LAPSUS CON RETRUQUE

Revisando “mis archivos” físicos, porque en esta era tenemos los archivos virtuales, quitándole el polvo a las cosas guardadas y antes que se cumpla la profecía que me han anunciado mis descendientes, que al partir de este terreno,  todos esos peroles y papeles que conservo guardado irán a parar a algo que llaman el Aseo Urbano.

Pues bien entre esos archivos me tropiezo con un “Lapsus”, o mejor dicho con dos, 32 años después, el primero del 8 de julio de 1984 y el otro del 15 del mismo mes y año, es decir a la semana siguiente en los cuales me refería entre otras cosas al Sistema Hidráulico Yacambú en el primero comenzaba así:

               HOY VAMOS  y digo vamos, porque será entre usted y yo a hacer un arroz con mangos, esto quiere decir, a escribir y leer cosas, si se quiere raras, o sin sentido que a la larga nos dará las dos cuartillas necesarias para cubrir el espacio…POR EJEMPLO podríamos hablar sobre Yacambú, el común de la gente oye hablar o escribir de Yacambú, que si falta plata, que si hay una comisión (no de plata) sino pro defensa de la obra. Que si se va a hacer. Esto lo decían todos los candidatos cuando venía a sus mítines en diciembre. Ahora resulta que  no hay plata, nunca ha habido.

                   SIN EMBARGO, alguien dijo con sabias palabras, que se podría hacer, si logramos un crédito adicional. El problema es que no hay a quien pedirle ese crédito, lo que es lo mismo, no lo vamos a  hacer.

           AHORA  para quien no sabe que es Yacambú, le diremos que yo tampoco sé, o mejor dicho no quiero entrar en intimidades. Pero mejor aclaremos el arroz con mago. Yacambú es una obra que viene a solucionar todos los problemas de nuestra región. Por ejemplo, el problema del creciente tráfico o tránsito en nuestra ciudad se solucionaría con la construcción de Yacambú, lo mismo que el floreciente auge de la delincuencia. La solución a todos los males está en Yacambú, pero no hay plata para ello.

Lo expresado antes tuvo respuestas y a la semana siguiente hube de responder con el siguiente “Lapsus”:

              ME PERDONAN que insista en el arroz con mango, pero tal como lo presentía trajo cola. Alguien protestó diciéndome que es incierto que el común de la gente no sepa o sabe lo que es el Proyecto Yacambú y que si yo mismo no lo sabía, se justifica el auto título de bruto que me había dado.

             PERO FIJENSE  que no, a mí los “arroces con mangos” claros y el chocolate espeso, para aclarar la situación hice una pequeña encuesta al estilo televisión y los entrevistados quedaban igualitos que los que salen en la pantalla, haciendo más piruetas que payaso.

           ¿Qué es Yacambú? Bueno, ese era un cacique de Quíbor. Raspado. Dígame usted ¿qué es Yacambú? Bueno ese es un río.  No, está equivocado, la pregunta se refiere al Proyecto. Así por el estilo, fue la mini encuesta, para algunos ya era una represa hidroeléctrica que estaba generando millones de kilovatios para toda la región.

                 SIN MUCHOS aspavientos y conocimientos técnicos, diré que el significado de la palabra Yacambú, quiere decir en lengua indígena, chirgua llena (vasija de barro llena de agua o de cualquier otro líquido. Y el Proyecto Yacambú es la futura construcción de una represa que contendrá las aguas del río Yacambú o rio Negro, que permitirá a toda la región centro occidental contar con agua por muchos años.

                 AHORA  BIEN no hay plata para la obra y la misma es necesaria. Y yo me digo, porque no hacemos como, según dicen hacen en Cuba, o hicieron cuando los primero años de la revolución, que mandaba a todo el mundo a cortar caña. En nuestro caso no es que vayamos a cortar caña, sino que agarremos pico y pala los que no sepamos hacer más que eso y los que sepan manejar un tractor, agarren su tractor y los ingenieros que sepan dirigir que dirijan, en un plan conjunto de voluntarios, empezando por los politiqueros que tanto hablan y le pongamos manos a la obra, como diría aquel celebre ex presidente.

              PERO NO, eso me da la impresión que es imposible, aquí nadie quiere sacrificarse por la patria, aquí lo importante es que el gobierno consiga los reales de donde sea para poder cobrar comisiones  y hacer grandes negocios. Fin del arroz.

                                                                  ----------------o--------------------

          Para mi mayor sorpresa, 5 días después,  en un interesante Artículo de Opinión  en el Diario El Impulso el economista José A. Furiati, a quien  llamamos, sus amigos del dominó, Joseito, se hizo eco de mis “Lapsus”  y  con su venia se los reproduzco porque después de 32 años, fallecido Mao y fallecido el comandante supremo, seguimos sin Yacambú, y seguimos teniendo vigencia. Lamentando no tener la juventud necesaria para “Echarle pichón”  y finalizar si hubiera voluntad, la ansiada represa.

 

                                 YACAMBU, “LAPSUS”” Y TEORIAS DEL DESARROLLO
                                                                                                                                  Jose A. Furiati

          El pasado domingo, con ocasión de la acostumbrada revisión de la prensa -que en este día puede hacerse con más tiempo- nos topamos con un comentario del cordial Angel Domingo Martínez, en su infaltable “Lapsus Calami” del Suplemento Dominical de este diario. Al referirse al aspaviento que ha acompañado –virtualmente desde sus orígenes al proyecto de la represa de Yacambú,  anotó: “No hay  plata para la obra y la misma es necesaria”…Entonces agarramos pico y pala los que no sepamos hacer más que eso y los que sepan manejar un tractor, agarren su tractor y los ingenieros que sepan dirigir que dirijan, en un plan conjunto  de voluntarios, encabezados por los politiqueros que tanto hablan y le pongamos manos a la obra como diría aquél célebre expresidente. En verdad que pensamos comunicarnos personalmente con Angel Domingo, pero ante la importancia de este tema, valió la pena llevarlo hasta la opinión pública.

          Es el caso que nuestro apreciado amigo de los “Lapsus” dominicales estaba coincidiendo, nada menos que con los postulados de algunas de las más rumbosas teorías del desarrollo económico, por una parte, y con ciertas ejecutorias de una de las más formidables gestas revolucionarias, la de Mao Tse  Tung. Entre quienes suscriben tales teorías podemos destacar a Ragnar Nurkse quien, dentro de las alternativas  que asoma como salida a las sociedades subdesarrolladas, con alto índice de desempleo y subempleo, propone la utilización de la fuerza de trabajo en construcción o fabricación de bienes de capital, es decir obras durables o que sirvan a la reproducción tales como (lo dice Nurkse) represas, carreteras, almacenes, etc. Claro está que la alternativa citada no puede verse como una panacea; sólo hemos pretendido destacar cómo un articulista de una columna más o menos frívola ha podido coincidir, precisamente por su disconformidad con el giro que ha llevado hasta ahora el asunto de Yacambú, con autores como Nurkse e incluso Myrdal (Premio Nobel de Economía) que también incursiona en esta temática con similares conceptos (Vale añadir que algunos han reclamado la participación  de efectivos del  ejército, lo que nos parece no solo factible, sino loable).

Hasta acá todo luce muy hermoso, pero fatalmente, existe algo que  no encuadra y es  justamente la voluntad, la decisión de un Estado para acometer determinadas obras, que exigen una especial mística, una desmesurada vocación de servicio que son muy difíciles de conseguir dentro de la burocracia tradicional de nuestros países. Por supuesto que no es indispensable una dictadura (ni siquiera “popular”  como la de Mao) para estar en condiciones de enfrentar esta clase de formidables tareas, pero se requeriría una conjunción de voluntades, un convencimiento genuino de la población en torno a su conducción política, para galvanizar posiciones y aunar esfuerzos en pro del objetivo central, en este caso la represa de Yacambú. Como también dice Angel Domingo, todo ha sido declaraderas y reclamos, pero, quienes realmente han tenido posibilidades de dar o hacer, poquísimo –por no decir nada- han dado o han hecho. Quizá el último momento de convicción plena que viviese la población venezolana, fuese los seis meses siguientes al “23 de Enero de 1958”. Pero, eso, lamentablemente, fue destruido y lo que ha venido después, como se dice popularmente “dan ganas de llorar”. Solo que, como también remata Angel Domingo, aquí nadie quiere sacrificarse por la patria”, o si?

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