martes, 3 de julio de 2012

Recordando a Mérida y la Isla de San Andrés

Viaje realizado en el año 1995 SE DICE QUE, LAS COSAS son de acuerdo al cristal con que se miren, y definitivamente es así, cada cabeza es un mundo y cada cual ve lo que quiere ver. No siempre las primeras impresiones son buenas, así me pasó cuando fui por primera vez a Mérida, era la época en que tuvimos que viajar en compañía de Humberto Jiménez para realizar desde el estadio “Guillermo Soto Rosas¨ la transmisión radial de un encuentro de fútbol, allí nos esperaba el ¨Guillo¨ Villamizar, compañero de transmisión. Pero el cuento viene a colación porque la gente siempre me había hablado de lo bella que era la ciudad emeritense y la sola idea de llegar allí creó en mí una expectativa inusitada. Partimos desde esta ciudad vía Barinas, Barinitas, etc. etc., pues en esa época los vuelos no eran diario y tuvimos que hacerlo vía terrestre, la de los Llanos, que llaman. ----o--- IR Y REGRESAR fue algo que no dejó el sabor de apreciar ni conocer nada de la geografía merideña, Mérida fue en aquel momento una desilusión, habíamos visto a Mérida con una óptica y un cristal muy diferente al que nos habíamos planteado. Posteriormente volvimos con calma, nos encontramos con Valera, La Puerta y toda esa cantidad de pueblitos andinos, como diría Andrés Eloy, de Chachopo a Apartaderos, que nos fueron indicando el camino hacia la ciudad de los caballeros hoy reconocemos en Mérida y toda la cordillera de Los Andes un interesante y bello destino turístico, al que se va una y otra vez y cada vez más se descubren nuevos parajes con diferente belleza. ----o--- EL EJEMPLO es probable que pueda servir para ilustrar nuestra apreciación por la Isla de San Andrés, comentario obligado y compromiso adquirido con los compañeros de viaje, San Andrés no llenó las expectativas de quienes viajamos el pasado fin de semana, aunque la pasamos bien, mejor vendida publicitariamente por la gente del turismo colombiano, alguien me comentaba que hasta fue promocionada en una telenovela que ha sido exhibida en varios países de América y de Europa, aguas cristalinas a su al rededor, que conforman una gama de tonos azules de gran belleza con formaciones rocosas y arenas casi blancas. Desde el aeropuerto, quizás el doble en tamaño que el nuestro, hasta el complejo hotelero Decameron hay un trayecto aproximado de diez kilómetros en su mayor parte a orillas de la playa, pero que desluce en el paisaje por la gran cantidad de casas abandonadas y ranchos marginales que la bordean. ---o-- EL COMPLEJO Hotelero Decameron, casi al final o al principio de lo que se denomina el barrio o urbanización San Luís, frente a una agradable playa, está conformado por unas cien cabañas tipo bungalow de dos plantas, muchas de ellas construidas en madera y con un colorido muy llamativo, televisión a colores, aunque una tormenta caída el día jueves inutilizó el sector donde nos tocó alojarnos y nos quedamos sin poder observar un poco de tele, pero ¿a quién se le ocurre ver teve en un paseo?. Volviendo al complejo, éste tiene tres restaurantes, uno de comida italiana, otro de japonesa y un tercero internacional, aunque los cocineros sean colombianos. Tres piscinas, cancha de tenis, un área de espectáculos, muy deficientes por cierto, pero como se dice, a falta de pan. Ante la carencia de agua dulce la isla se nutre de una planta desalinizadora que funciona, por lo menos en el hotel, de 6 a 8 de la mañana y de 6 a 8 de la noche Finalmente una discoteca para bailar reegee, con una población eminentemente de color, casi olvidados del vallenato o la cumbia. ----o--- FUERA DEL COMPLEJO hotelero, paseos a Johnny Kay, Cayo Bolívar y Acuario, cayos muy similares a los que tenemos en Tucacas y en toda la costa de Falcón. En el muelle un barco varado desde hace más de dos años, incautado con un cargamento de drogas y esperando una orden judicial que lo deje zarpar de nuevo. En el centro una nutrida zona comercial le da un poco más de vida al visitante, por lo menos al que le gusta viajar y salir de compras, aquellos de ta´barato, dame dos. La zona franca permite encontrar artefactos eléctricos y equipos de todas las marcas, perfumes franceses y licores a casi la mitad de lo que cuestan aquí. El transporte público (autobuses viejos) cuestan al cambio 63 bolívares (300 pesos), Un libre del centro al hotel o viceversa, 4.000 pesos (Bs. 830,oo, aprox.). ---o---- SOLO DOS CASINOS, aparentemente, funcionan en la isla, el Internacional, ubicado en la Av. Colombia, una avenida que, por el movimiento de turistas tanto nacionales como extranjeros, se parece algo a nuestro Paseo Colón en Puerto La Cruz y el otro casino en el Hotel Marazul instalación cinco estrellas a un par de kilómetros del centro. La escasez de transporte permite que se alquilen motos y bicicletas por horas, lo que representa para la gente joven una nota. San Andrés es también un escape para sus propios nacionales, mucha gente de otras ciudades colombianas así como de la capital bogotana, visitan la isla en esta temporada. ---o---- EL MAYOR VOLUMEN de extranjeros procede de España, Alemania y Argentina. Alguien que compartió un rato con españoles preguntó si conocían nuestro país, respondiendo negativamente y la causa era porque les habían informado que Margarita no tenía nada que ver, cero carreteras, cero servicios, cero belleza y que Caracas era muy peligrosa. Todas las metrópolis son así de peligrosas, pero pareciera que aquí le damos más énfasis a lo negativo. San Andrés forma parte de las vivencias que uno como persona pueda tener, es factible volver y recorrer lo que no alcanzamos a ver, es probable que otros tengan una visión distinta, todo depende del cristal conque lo hayan visto. Pero hay que ver para comparar, definitivamente, lo nuestro es mejor. Ilustración: Guillermo Rodríguez

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