El hecho
comercial de casi todas las actividades
de la vida se fundamenta en la acción de la oferta y la demanda, la necesidad
de adquirir un bien o servicio por medio de algún ofrecimiento visto, leído o escuchado a través
de cualquier medio de comunicación social, previo pago de una tasa, precio o tarifa
convenida, a menos que algo nos llegue caído del cielo que es cuando aplicamos
aquella frase o paradigma de: “pida, que usted no sabe cuando quieren darle”.
El pasado miércoles este diario, próximo a
arribar a los 109 años, tal como lo están haciendo otros medios ya sean
impresos o audiovisuales, convocó una vez mas a otra actividad sumamente
agradable donde nos dimos cita un grupo
de publicistas tanto de la vieja como de la nueva república, así como
potenciales anunciantes bajo la premisa de lo que se denominó la Preventa 2013, “Una
historia con Denominación de Origen”. Fue ésta una ocasión valida para el reencuentro
y si se quiere la despedida del año, visto que la crisis ha hecho mella que hasta las fiestas de fin de año han
bajado en convocatoria y ejecución.
El
objetivo fundamental del evento era ofrecer a los anunciantes directamente o a
través de sus agencias de publicidad espacios publicitarios en todos los
producto con que cuenta la empresa, con tarifas metidas desde ya en el freezer,
es decir “congeladas”, para ser utilizados en el ejercicio publicitario del
próximo año, oferta que dado el proceso inflacionario que ha vivido el país
durante los últimos años y que según los vientos que soplan algo parece indicar que el globo seguirá su indetenible proceso de engorde. Esta preventa, que se me
ocurre llamarla “precompra”, es ocasión precisa para planificar y generar
importantes ahorros o reprogramar planes incluyendo con ello mayor presencia en
los diferentes producto ofertados pasando por la web.
El
evento contó con la participación de
Juan Carlos Jiménez, un motivador personal, autor de varias publicaciones referidas
a la materia, quien introdujo en el
ambiente el tema de los paradigmas, asociados éstos a la publicidad y en
especial al diario El Impulso. En una simpática dinámica de grupo fue
investigando entre los presentes las debilidades y fortalezas, tanto de las
agencias y anunciantes como las de los diferentes productos del mismo medio.
Decía
Juan Carlos en su charla y lo ratifico leyendo su libro “Amplia tus
oportunidades”, que paradigmas, entre muchas otras cosas, es un conjunto de
reglas y reglamentos escritos o no, que hacen dos cosas: 1) Establecen y definen límites, como lo hace un patrón o modelo. 2) Te
guían sobre cómo deberías actuar para tener éxito dentro de esos límites.
Estos paradigmas, contrario a los que se dice,
no deben “romperse” son proclives a cambiarse o mejorarse y es lo que ha venido
sucediendo. Desde mi pasantía de doce años por la gerencia de publicidad del
diario, cuando entre las “condiciones de publicidad” existían unas diez o
doce reglas o condiciones, los adelantos
en equipos y nuevas formas de impresión dieron paso a nuevas condiciones que
fueron abultando el número de ellas y que en ocasiones, se han mantenido a lo
largo del tiempo, independientemente de
que las formas y modos de impresión hayan mejorado y algunas de esas
condiciones ya sean obsoletas o fuera de lugar.
Atento
a la charla se me ocurrió calificar como paradigma “El Socialismo del Siglo
XXI”, y estuve tentado de introducir el tema político dentro del agradable
ambiente, pero me contuve. Y saqué como conclusión que el “divorcio” existente
entre este medio y el gobierno nacional y local y viceversa, da esa impresión, prohíbe a sus
alcaldías afectas e institutos autónomos, si es que cabe la palabra,
ministerios y otros organismos oficiales anunciar en El Impulso.
El hecho es que el mensaje gubernamental, si
fuera positivo o aún así, deja de llegar a un importante grupo de lectores que
son consumidores potenciales de nuestro querido diario, y es que el gobierno
creyendo que al no anunciar en este medio lo castiga, igual se auto castiga
torpemente al no llevar su mensaje de “obras” y realizaciones a estos
consumidores.
Caso contrario pasaría si el gobierno pudiera
promulgar una “Ley Resorte” para los medios impresos, como lo hace con los
audiovisuales, a los que obliga a transmitir sus cuñas de forma gratuita. Lo
cierto es que difícil es para las agencias que manejan el presupuesto de
algunos organismos oficiales pautar en un medio de comunicación como El Impulso
y poder beneficiarse de esta preventa utilizando al máximo una precompra, pero
los tiempos deben o pueden cambiar y nos aguardan seis años que no sabemos
quien pre comprará y quien pre venderá.