viernes, 2 de noviembre de 2012

¿Votar o botar?




                                                
                                                                                 Angel Domingo Martínez
                                                                                     lapsusca@gmail.com

                                               ¿Votar  o botar?

            He aquí la cuestión. Confieso públicamente que yo voté por el comandante, sin que nadie me viera, ni me coaccionara, ni por una beca, o misión, simplemente voté. Sin que me quede nada por dentro. ¿O sí? Pero un momento. De eso hace ya varios años en el 99, el siglo pasado, o para mejor decirlo la primera vez que él se postuló.  Por eso me fastidia cuando andan con el chaqui chaqui, de que el voto es secreto y que dizque nadie se va a enterar por quien votaste. Estábamos, la gran mayoría, cansados de los gobiernos de AD y COPEI, ¿o no? a pesar de haber sido simpatizante de uno de ellos, como muchos que ahora son furibundos revolucionarios de pacotilla. Y que no me vengan a decir que eso se venía venir, aquí nadie es pitonisa o vidente político. En ese momento dije, si no me sirve, lo cambio o para ajustarnos al título lo boto, como botaron a Guillén por amar a Fidel. Botaste la bola Ozzy.
             Pero resulta que el tipo, autócrata él, se me atornilló por no votar, si por no votar. Así como voté casi irresponsablemente por un militar antidemocrático, Así irresponsablemente dejamos de votar para las parlamentarias del año…la verdad es que tampoco ni me acuerdo de cuando, soy muy malo o muy viejo para estar recordando fechas. Pero ahí fue cuando se atornilló y se tomaron el CNE, la Asamblea, el TSJ y todo lo que hoy en día tienen, o tenemos. Botamos la democracia.
             Después de esa primera vez comencé a votar en contra y he ganado unas y perdido otras, como ha sido siempre, yo no elegí a Don Rómulo porque en esa elección aún no tenía la edad, pero Betancourt no me caía simpático, tampoco elegí a Leoni, ahí perdí por primera vez mi voto,  gané con Caldera y con Luís Herrera, no por copeyano, sino porque mi abuela nos enseño a ser cristianos y cristiano, aunque no sea Ronaldo, es igual a socialcristiano y votaba por COPEI. Decidimos botar a los copeyanos y a los adecos y aquí estamos sufriendo las consecuencias.
            Mi hermana Rosa está enfrascada en no volver a votar porque ella piensa que botó su voto, porque a ella le aseguraban que Capriles  no perdía con nadie, ese autobús es de Fórmula Uno y lo maneja un piloto joven y saludable  y ella que igual que yo ha perdido en otras ocasiones, jura que hubo fraude, apostó todo al flaco como el que apuesta a Rosalinda y pierde todo su dinero, pero para sacarse el clavo, dice que no vuelve al Centro Electoral, ni que ahora hagan la “operación galope”. Porque esa es otra cosa, los adecos de antes, cuando elegían tenían esa “operación” y buscaban a cuanto adeco había debajo de las piedras para que fueran a votar por su candidato y así era como ganaban, esa estrategia se la agarraron los rojos y nos galoparon por el lomo ¿o los rojos de ahora son adecos infiltrados en la revolución?, vaya usted a saber.
            Me está costando Dios y su ayuda, en nombre del flaco, convencer a mi hermana que tenemos que reelegir a Falcón, pero ella me dice que ella no bota en Coro sino en Lara y yo le digo que no hay problemas que vamos a ir al CNE para que nos migren para Falcón  total, una migración que mas da. Hay que votar para botarlos.

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