jueves, 6 de diciembre de 2012

La Precompra



El hecho comercial  de casi todas las actividades de la vida se fundamenta en la acción de la oferta y la demanda, la necesidad de adquirir un bien o servicio por medio de algún  ofrecimiento visto, leído o escuchado a través de cualquier medio de comunicación social, previo pago de una tasa, precio o tarifa convenida, a menos que algo nos llegue caído del cielo que es cuando aplicamos aquella frase o paradigma de: “pida, que usted no sabe cuando quieren darle”.



   El pasado miércoles este diario, próximo a arribar a los 109 años, tal como lo están haciendo otros medios ya sean impresos o audiovisuales, convocó una vez mas a otra actividad sumamente agradable  donde nos dimos cita un grupo de publicistas tanto de la vieja como de la nueva república, así como potenciales anunciantes bajo la premisa de lo que se denominó la Preventa 2013, “Una historia con Denominación de Origen”. Fue ésta una ocasión valida para el reencuentro y si se quiere la despedida del año, visto que la crisis ha hecho mella  que hasta las fiestas de fin de año han bajado en convocatoria y ejecución.



    El objetivo fundamental del evento era ofrecer a los anunciantes directamente o a través de sus agencias de publicidad espacios publicitarios en todos los producto con que cuenta la empresa, con tarifas metidas desde ya en el freezer, es decir “congeladas”, para ser utilizados en el ejercicio publicitario del próximo año, oferta que dado el proceso inflacionario que ha vivido el país durante los últimos años y que según los vientos que soplan  algo parece indicar que el globo seguirá su indetenible  proceso de engorde. Esta preventa, que se me ocurre llamarla “precompra”, es ocasión precisa para planificar y generar importantes ahorros o reprogramar planes incluyendo con ello mayor presencia en los diferentes producto ofertados pasando por la web.
   El evento contó con la participación  de Juan Carlos Jiménez, un motivador personal, autor de varias publicaciones referidas a la materia, quien  introdujo en el ambiente el tema de los paradigmas, asociados éstos a la publicidad y en especial al diario El Impulso. En una simpática dinámica de grupo fue investigando entre los presentes las debilidades y fortalezas, tanto de las agencias y anunciantes como las de los diferentes productos del mismo medio.
    Decía Juan Carlos en su charla y lo ratifico leyendo su libro “Amplia tus oportunidades”, que paradigmas, entre muchas otras cosas, es un conjunto de reglas y reglamentos escritos o no, que hacen dos cosas: 1) Establecen y definen límites, como lo hace un patrón o modelo. 2) Te guían sobre cómo deberías actuar para tener éxito dentro de esos límites.
    Estos paradigmas, contrario a los que se dice, no deben “romperse” son proclives a cambiarse o mejorarse y es lo que ha venido sucediendo. Desde mi pasantía de doce años por la gerencia de publicidad del diario, cuando entre las “condiciones de publicidad” existían unas diez o doce  reglas o condiciones, los adelantos en equipos y nuevas formas de impresión dieron paso a nuevas condiciones que fueron abultando el número de ellas y que en ocasiones, se han mantenido a lo largo del tiempo, independientemente  de que las formas y modos de impresión hayan mejorado y algunas de esas condiciones  ya sean  obsoletas o fuera de lugar.
    Atento a la charla se me ocurrió calificar como paradigma “El Socialismo del Siglo XXI”, y estuve tentado de introducir el tema político dentro del agradable ambiente, pero me contuve. Y saqué como conclusión que el “divorcio” existente entre este medio y el gobierno nacional y local y  viceversa, da esa impresión, prohíbe a sus alcaldías afectas e institutos autónomos, si es que cabe la palabra, ministerios y otros organismos oficiales anunciar en El Impulso.
   El hecho es que el mensaje gubernamental, si fuera positivo o aún así, deja de llegar a un importante grupo de lectores que son consumidores potenciales de nuestro querido diario, y es que el gobierno creyendo que al no anunciar en este medio lo castiga, igual se auto castiga torpemente al no llevar su mensaje de “obras” y realizaciones a estos consumidores.
   Caso contrario pasaría si el gobierno pudiera promulgar una “Ley Resorte” para los medios impresos, como lo hace con los audiovisuales, a los que obliga a transmitir sus cuñas de forma gratuita. Lo cierto es que difícil es para las agencias que manejan el presupuesto de algunos organismos oficiales pautar en un medio de comunicación como El Impulso y poder beneficiarse de esta preventa utilizando al máximo una precompra, pero los tiempos deben o pueden cambiar y nos aguardan seis años que no sabemos quien pre comprará y quien pre venderá.

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