jueves, 3 de mayo de 2012

Guarimbas y Guarimberos

Ángel Domingo Martínez lapsusca@gmail.com lapsus@cantv.net Desde hace mucho tiempo estoy preocupado, burda de preocupado, como dicen los chamos, preocupado por la situación del país, por los potecitos de gas del bueno, pero entre tantas preocupaciones, me preocupó escuchar hace unos meses cuando el presidente hacía esfuerzos por explicar a su homóloga argentina Cristina de Kirchner, cuando nos visitó, el significado etimológico de la palabra “guarimba”, es algo así como si ella nos quisiera explicar el significado del palabra “boludo”. Las palabras “guarimba” igual que “boludo”, no aparecen en el Pequeño Larousse en su edición del año 90, no se si aparezcan en las subsiguientes ediciones. Cosa que igualmente me preocupó, porque son palabras que han sido usadas por el soberano desde hace muchos años, por lo menos en la región capital, y si se dice que los diccionarios son conformados por palabras que usa el pueblo y aquí ahora la usan los chavistas, los descamisados y hasta tirios y troyanos, ya deberían aparecer. Recuerdo la palabra “guarimba” desde mi niñez, y como quien la trajo a la revolución fue el ahora conciliador José Vicente Rangel, cuando era vicepresidente, a él se la dedico y que conste que José Vicente me lleva varios años. Pero vuelvo a la palabra, y es para aclarar a José Vicente, al presidente y a todos los seguidores del proceso el significado que, según yo, tiene la palabra “guarimba”. Cuando niños jugábamos “Gárgaro”, “Policías y Ladrones”, o “Fusilado”, era la época en que no había Nintendo, ni esos tantos juegos electrónicos que hoy ocupa el ocio de los niños. Y no quedaba de otra, que jugar en la calle, eso sí, sanamente y hasta las ocho de la noche. En los dos primeros juegos tenía que haber una “guarimba”. La “guarimba” era un poste del alumbrado público, o la puerta de alguna de las casas de algún vecino, decíamos por ejemplo, la “guarimba” de hoy es el poste de la esquina o la ventana de la casa de la señora Rafaela. El juego de “gárgaro” lo conformaban dos equipos, podríamos decir el gobierno y la oposición, el sí y el no, los escuálidos y los otros. Consistía en correr y no dejarse atrapar, tal como se corre hoy en cada manifestación, la misma miasma. La “guarimba” era, o es, un refugio, donde el que llegaba y tocaba el poste, la ventana o la puerta, estaba a salvo, obviamente el equipo contrario buscaba impedir que los que corrían llegaran a la “guarimba”. No era un sitio para atacar o conspirar contra el gobierno, como lo utilizó en su momento José Vicente y como siguieron usándolo los gobiérneros. Igual ocurría con “policías y ladrones”, un grupo éramos los policías, es decir los buenos y el otro los ladrones, los malos, la “guarimba” era donde los policías metían a los presos, Uribana o la Disip pues, hoy en estas “guarimberías”, no sabemos a ciencia cierta cuales son los unos y cuales los otros. Lo cierto es que los malos como que están ganando la partida. “El Fusilado” como su nombre lo indica, consistía en fusilar a un contrario. Por ahora no hemos llegado a eso. Se escribían los nombres de cada uno de los jugadores en el piso, y al lado había una pelota de goma. Se lanzaba una piedrita (piedrita…, piedrita, me suena) y al nombre que le cayera la piedra era el “fusilador” de turno, quien gritaba “Alto” al resto de participantes que al momento de lanzar la piedra salían corriendo y el que quedaba mas cerca, o sea el mas tonto, sería fusilado, es decir le daban sus pelotazos por las costillas. De utilizar la palabra en esta circunstancia tan especial de la vida venezolana, diremos que la república del Perú fue la “guarimba” ideal de Manuel Rosales, antes de que lo metieran en la “chirola” (cárcel según el Larousse) sin son, ni ton, cual comisario. La Nunciatura Apostólica vino a ser en su momento para Nixon Moreno, una “guarimba” lo que lo convirtió en un “guarimbero”, mas no en un violador y donde estuvo protegido. Sin embargo los ataques del equipo contrario que al parecer querían violar la “guarimba” lo que los convertiría en unos violadores, mas no en “guarimberos”. Los bloques del 23 de Enero son la “guarimba” para los Colectivos “La Piedrita” y “Alexis Vive”, que tanto han dado de que hablar durante todo el proceso revolucionario. El Palacio Metropolitano de la Alcaldía Mayor, se convirtió en la “guarimba” de unos desadaptados que no entendieron que hay un nuevo alcalde y ahora es la “guarimba” oficial de Jacqueline Farías. El Ateneo de Caracas es la “guarimba” de artistas y creadores, es un refugio para el arte y otras manifestaciones y que al parecer ya fue secuestrado para refugiarse unos “guarimberos” rojos. En fin la “guarimba” es lo que es y debe ser: un refugio, el Palacio de Miraflores con todos sus anillos de seguridad es la “guarimba” del primer “guarimbero” del país. Por ahora.

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